Vida Sana

Alimentos de kilómetro cero

km 0

Alimentarnos en la actualidad es parte de un proceso que comienza cuando se siembra la materia prima, en el caso de los alimentos que nos da la tierra, o la obtención de la carne y el pescado. A partir de ese momento son varios los llamados procesos de producción hasta que llegan a nuestros mercados y supermercados. Algunos de ellos son los llamados alimentos de kilómetro cero.

¿Qué son los alimentos de kilómetro cero?

Como consumidores tenemos cierta responsabilidad, y a veces ejercer de consumidores responsables no es nada fácil. Esto es así porque no nos lo ponen fácil.

El término de alimentos de kilómetro cero tiene su origen Estados Unidos, pero pronto llegó a Europa de la mano de Italia. A finales de los años ochenta, nació un movimiento, de la mano de Carlo Petrini, que abogaba por por el consumo y forma de cocina propia de cada región. Esta propuesta consiste en comprar alimentos que se producen lo más cerca de donde se vive.

Se entiende que el kilómetro cero, como un radio de 100 kilómetros alrededor de donde vivimos. Son varios los motivos que hacen de esta forma de consumo, un consumo responsable y respetuoso con el medio ambiente.

Por otro lado, este forma de comprar y alimentarse no tiene como objetivo ser una imposición para los consumidores, o hacer de su dieta, una dieta con menor número de productos, o limitándoles. Es una respuesta para concienciarnos sobre el origen de los alimentos, y pensar que siempre es mejor consumir productos locales, pues benefician a los productores locales, y por ende a la economía local. Que es precisamente esta economía la que más nos influye.

Parece obvio que si nos ciñéramos de forma estricta a los alimentos de kilómetro cero, el pescado de mar estaría fuera de la dieta de muchísima gente, y es obvio que ese no es el objetivo.

Además, como consumidores, debemos exigir todas las garantías sobre los alimentos de proximidad que compramos para que cumplan todas las normas sanitarias y ambientales vigentes.

Ventajas del consumo de alimentos de kilómetro cero

Salud

Consumir alimentos de proximidad es pensar en nuestra salud. Quizás no seamos conscientes, pero cuando comemos alimentos de kilómetro cero, estamos inmunizándonos contra esos elementos exógenos que nos rodean como son los tóxicos presentes tanto en el aire como en el agua, y que estas sustancias ya han sido sintetizadas.

Además, estos alimentos no necesitan conservantes, ni ser congelados, ni pasar por ningún proceso que les permita conservarse durante más tiempo. Si los alimentos que consumimos más habitualmente son frutas, verduras, hortalizas, legumbres o carnes, nos vamos a asegurar que nos llevan ningún elemento adicional como son los azúcares, conservantes, colorantes, grasas u otro elementos muy nocivos para nuestra salud como es el aceite de palma.

Así pues, comprar y consumir alimentos de cercanía, kilómetro cero, y no procesados, beneficia a nuestra salud, y evitaremos enfermedades cardiovasculares o diabetes.

Economía local

Cuando compramos productos de kilómetro cero nos estamos comprometiendo con nuestra comunidad. Esto significa que vamos a hacer que los pequeños productores, mercados y gastronomía local perdure y no sea absorbida por las grandes multinacionales, cuyos beneficios no suelen repercutir en la economía local, si no más bien todo lo contrario.

Se va a ayudar a proteger la biodiversidad de nuestro entorno, ya que los productos que se consumen son los que se han adaptado a nuestro ecosistema, siendo de temporada y cuyo cultivo es respetuoso con el medio ambiente. Así, se evitan las grandes extensiones de cultivo, que suelen sobre explotar los recursos del entorno.

Nos hemos encontrado con una globalización salvaje, donde lo que prima es la competitividad de los precios por encima de la calidad del producto o las condiciones de los trabajadores.

Esto lleva a situaciones tan absurdas, donde un producto que en principio debiera ser local, por lo que indica su etiqueta, en realidad ha sido cultivado en países tan lejanos como China. En muchos de estos países las condiciones laborales son mucho más precarias, y no se respeta el medio ambiente, puesto que las leyes son mucho más permisivas. Estas condiciones permiten ofrecer productos a precios más bajos, pero a la vez se está desmantelando la economía local.

No son pocas las regiones que se están despoblando debido a esta guerra de precios ya perdida, al no poder hacer frente los pequeños productores a las grandes distribuidoras. Mantener el empleo en el ámbito local, siempre nos va a beneficiar.

En muchas ocasiones los productos se encarecen debido a la gran cantidad de intermediarios que hay en la cadena de distribución, esto no ocurre en los alimentos de cercanía o kilómetro cero.

Medio ambiente

Los alimentos de kilómetro cero ayudan a mantener el equilibrio de los ecosistemas y paliar de alguna manera los efectos del cambio climático.

Si cualquier día que vamos al supermercado nos fijamos atentamente en las etiquetas de los productos que compramos, podremos observar el origen de estos. Pimientos con origen Marruecos, manzanas de Francia, aceite de Italia, o legumbres del otro lado del Atlántico como puede ser México o Perú.

Comprar estos alimentos significa importarlos, y esto supone la emisión de millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera. Estas emisiones son las principales responsables del efecto invernadero que aumenta las temperaturas y está propiciando el cambio climático.

El hecho de comprar alimentos de proximidad van a ayudar a mantener o recuperar la salud del planeta, así como evitar la sobre explotación de recursos naturales. Ya que no va a ser necesario el uso de aviones o barcos en la cadena de distribución, para que recorran grandes distancias usando combustibles fósiles y emitiendo grandes cantidades de los ya mencionados gases de efecto invernadero.

Pero además, al ser alimentos de kilómetro cero no van a necesitar envases no biodegradables como los plásticos o bandejas de poliestireno para mantener su durabilidad.

Tampoco se van a desperdiciar todos los alimentos que se desperdician por descartes debidos al transporte y almacenamiento, y eso también significa consumo responsable. Los pequeños productores no suelen desperdiciar restos, ya que estos son usados como abonos, otros productos de elaboración artesanal o harinas para piensos.

Cada vez son más los consumidores de diversos países como Francia, Alemania, Italia o Reino Unido que apuestan por este tipo de producción y consumo local, beneficiándose de sus ventajas.

Deja un Comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies