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Las intoxicaciones alimentarias más comunes en verano

intoxicaciones verano

Cuando nos aproximamos al verano, la temperaturas aumentan considerablemente, y esto afecta de una forma determinante a los alimentos. Podemos seguir comprando alimentos como lo hacemos durante el resto del año, pero puede que no tengamos cuidado con estos y los dejemos expuestos a altas temperaturas.

Esta exposición puede ocurrir de la manera más sencilla, si en Noviembre dejamos alimentos por descuido sin meter en el frigorífico durante un rato, lo más seguro es que no ocurra nada al alimento. Pero si esto mismo lo hacemos en un día de verano de altas temperaturas, puede que estos alimentos acaben contaminados.

¿Cómo se contaminan los alimentos?

Pues resulta que con el calor aumenta el metabolismo de los microorganismos. La temperatura en la que los microorganismos pueden empezar a hacer estragos en los alimentos es entre los cinco y los sesenta y cinco grados, así pues, cuanto más alta sea la temperatura más rápido se reproducen.

Lo mismo puedes pensar que el problema viene por la ingestión de bacterias, lo cierto es que cada día ingerimos centenares de bacterias, y no nos pasa nada. El problema viene en el momento en el que se ingiere una dosis que pueda resultar tóxica para nuestro organismo. Sin embargo, hay ciertas bacterias, que su sola presencia ya resulta tóxica.

Como puedes ver, durante el verano, la proliferación de estas bacterias por el calor es muy alta, y por este motivo, debemos tener mucho más cuidado que en cualquier otra época del año. Es por este motivo, que las intoxicaciones alimentarias son más comunes en verano.

Así pues tanto el cuidado en la manipulación de los alimentos como los hábitos de higiene alimentaria son fundamentales para evitar en la medida de lo posible cualquier intoxicación.

Las bacterias protagonistas en las intoxicaciones veraniegas

Salmonella

Esta bacteria suele aparecer por un único motivo, falta de higiene, pero también puede aparecer por una contaminación cruzada.

Suele encontrarse en los intestinos de los animales, y su paso a los alimentos suele darse por los utensilios que usamos o por un contacto directo. Uno de los alimentos donde más suele hacer acto de presencia es en los huevos.

La enfermedad que nos suele provocar es la gastroenteritis, que si no se diagnostica a tiempo y se trata puede acabar fatalmente. Se suele tratar con antibióticos si es muy fuerte la infección, pero como he comentado antes, si no se llega a diagnosticar a tiempo puede extender la infección provocando una septicemia, que puede resultar mortal.

Así pues, si lavamos los alimentos correctamente, los cocinamos bien, y adoptamos unos hábitos higiénicos adecuados, podremos evitar que esta bacteria acabe en nuestros alimentos.

E. coli

El E Coli, o también conocido como Escherichia Coli suele contaminar los alimentos debido a las heces, sí has leído bien, heces.

Suele deberse a una clara falta de higiene, o contaminación del agua con heces. Las verduras suelen ser los alimentos más afectados por esta bacteria. Así pues, de nuevo, si se adoptan medidas higiénicas adecuadas, no se debería tener mayor problema. Aunque puede que la falta de higiene no sea nuestra, sino parte de la cadena desde que se recoge la verdura, hasta que llega a nuestra casa.

Cuando alguien padece una infección por E Coli suele padecer una gastroenteritis, quizás fiebre y dolores estomacales, pero no suele ir más allá de esto.

Listeria

Es una infección poco frecuente en personas, pero la mortalidad es alta, del 30% al 70%. Se puede encontrar esta bacteria en alimentos crudos o poco cocinados. Algunos de estos alimentos son los embutidos y algunos lácteos como quesos o leche.

Cuando una persona se infecta con esta bacteria, padece fiebre, dolores musculares e incluso convulsiones. Se puede tener pérdidas de conocimiento, y en el peor de los casos, pero no como algo aislado, se puede llegar a morir.

Campylobacter

Como en el caso de la Listeria, los alimentos que están poco cocinados o crudos son los que pueden albergar esta bacteria. Algunos de estos son el pollo, la leche no pasteurizada o pescados.
Si nos infectamos, las dolencias más comunes son fiebre, gastroenteritis y dolor abdominal. En los peores casos puede provocar el síndrome de Guillain-Barré, esto sucede cuando el sistema inmunitario ataca a nuestro sistema nervioso por error, llevándonos a una parálisis muscular.

Alimentos a vigilar para evitar intoxicaciones

Huevo

El huevo suele estar presente en muchas salsas que tomamos, o bien en casa, o bien fuera de casa. Una mala manipulación o conservación de estos puede ser causa de contaminación.

Una cáscara sucia, con heces de animales es uno de los mayores peligros de este alimentos, así pues, asegúrate antes de abrirlo, que está completamente limpio. La salmonella es la principal bacteria que podemos encontrar en los huevos.

Pescado y marisco

Consumir pescado crudo o semicrudo es uno de los principales motivos de intoxicación. Sobre todo, suele suceder con el sushi que se prepara en casa. El principal foco de intoxicación en el pescado está en el anisakis. Para evitar esto, se debe congelar el pescado a 20 grados bajo cero durante al menos cinco días. Puedes leer más sobre el anisakis en el siguiente artículo, Alergia al Anisakis.

Con respecto al marisco, el mayor problema se encuentra en las conchas de los moluscos, puesto que es ahí donde están las bacterias. Cuando compramos o consumimos marisco, deberíamos asegurarnos que este procede de zonas seguras, donde hay garantías higiénicas y condiciones favorables del agua.

Vegetales

Suelen ser causas de infecciones alimentarias debido a la falta de higiene en su manipulación. Así pues, hay que lavarlo siempre correctamente, lo mejor posible. Y en época de altas temperaturas como es el verano, evitar que estén fuera de la nevera por un tiempo excesivo.

Pollo

Este suele ser uno de los alimentos que mayores índices de intoxicaciones provoca debido a la contaminación cruzada. Así pues, se desaconseja completamente su consumo crudo o semi crudo. Y conviene cocinarlo correctamente, para evitar, por ejemplo, una salmonella.

Buenos hábitos higiénicos

Siempre que hablamos de estos hábitos higiénicos, hablamos de la manipulación de los alimentos y la higiene.

Por ejemplo, con las verduras, para evitar contaminaciones, se han de lavar con lejía alimentaria.
Si cocemos los alimentos se reducirán de forma importante las probabilidades de que un microorganismo siga vivo.

Almacenar siempre los alimentos en el frigorífico, en este enlace te contamos cómo hacerlo correctamente, Cómo guardar los alimentos en el frigorífico.

También puede haber lo que se denomina como contaminación cruzada, es decir, que unos alimentos contaminan a otros. Esto puede suceder si juntas alimentos que no debes juntar, pasando la bacteria de un alimento a otro.

Hay que respetar la cadena de frío de los alimentos, es decir, no hay que romperla. Si un alimento se descongela, no hay que volver a congelarlo.

Y por supuesto, lavarnos bien las manos antes de manipular cualquier alimentos, y lavar muy bien todos los alimentos.

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