La publicidad es una forma de comunicación enfocada al ámbito comercial que pretende vender un producto determinado o incrementar de forma sustancial sus ventas utilizando diferentes canales de comunicación.
Una vez que sabemos qué es la publicidad, ¿Realmente la publicidad tiene un impacto en nuestros hábitos alimentarios y en los de nuestros hijos? Obviamente sí.
Estamos expuestos a la publicidad casi cada momento de nuestra vida diaria, a través de la televisión, internet, periódicos, radio, etc. Y como el fin es vender un producto determinado, sin importar en muchos de los casos la calidad de este o el impacto que tiene a corto, medio o largo plazo sobre la salud.
En España, uno de cada diez niños padece obesidad, y hasta dos padecen sobrepeso. Salvo motivos muy excepcionales, la raíz del sobrepeso y de la obesidad se debe a la alimentación y la falta de actividades físicas.
Llegados a este punto, la publicidad de alimentos que podrían ser denominados como no sanos tiene una especial influencia tanto en padres como en hijos. El primer paso que hay que dar, es darse cuenta de esta influencia. A partir de ese momento, hay que replantearse el papel de los medios de comunicación en la difusión de publicidad de alimentos que fomentan el sobrepeso y obesidad infantil. Hay estudios que afirman que los medios de comunicación desempeñan un papel muy importante en la obesidad infantil y de adolescentes.
La postura de la OMS respecto a la publicidad
La Organización Mundial de la Salud con sus siglas OMS advierte que la publicidad sobre todo promueve aquello alimentos que son ricos en azúcares, sal y grasas.
En el caso de los niños, esta publicidad puede llegar a introducirse de forma inevitable en casi todos los ámbitos de la vida diaria de niños y adolescentes, desde guarderías, escuelas, colegios, a supermercados, vallas publicitarias en la calle, lugares de ocio, internet y las redes sociales, televisión y radio, básicamente está presente casi en cada instante y lugar.
Además algunas de las formas de crear campañas usa personajes famosos o deportistas con los que se pueden sentir identificados, muchas compañías dedicadas a la venta de esos alimentos muy poco recomendados para la salud, hacen campañas de beneficencia o tienen fundaciones con fines benéficos, lo que ayuda a mostrarlas como marcas con conciencia social, pero cuyo único fin es vender un producto, y además que el boca a boca ayude a generar una reputación positiva alrededor de esa marca.
Según la OMS este tipo de publicidad influye de manera determinante en los hábitos alimentarios creando preferencias y pautas de consumo, de manera que para preservar la salud de niños y adolescentes, estos deberían ser ajenos a este tipo de publicidad, puesto que no son conscientes de que los ingredientes que contienen, como son las grasas saturadas, azúcares o ácidos grasos trans, son perjudiciales para su salud.
Hay estudios que calculan que uno de cada tres niños podría evitar la obesidad o sobrepeso regulando la publicidad de este tipo de alimentos,
Si pusiéramos atención a la publicidad que hay en televisión durante el horario infantil, nos daríamos cuenta que los alimentos que más se anuncian son aquellos que resultan menos saludables.
Siendo esta la situación, se debería entender que de alguna manera se debería regular esta situación, puesto que estamos hablando de la salud de nuestros hijos.
¿Qué podemos hacer como padres frente a la publicidad?
En este caso el papel de los padres puede ser fundamental ya que son los encargados de controlar el tiempo que pasan los hijos frente al televisor, el acceso a las redes sociales, así como fomentar una dieta sana y equilibrada excluyendo este tipo de alimentos de la dieta, de este modo a medio largo plazo, sean ellos los partidarios de la comida.
Los niños mayores de tres años no deberían estar frente al televisor más de media hora al día, y los que superan los siete años, no deberían pasar más de una hora.
