Pescados

¿Pueden comer los niños marisco?

marisco

El marisco es un alimento que se suele asociar con las alergias, no sin razón, y también es cierto que son diferentes las voces que hablan sobre diferentes edades para la introducción de este alimento en la dieta de los niños.

Debido a su condición de alimento altamente alérgeno, no se recomienda introducirlo antes de los dos años de edad, hay quienes dicen un año, pero en cualquier caso, siempre es mejor ser precavido, así que la edad de dos años la consideraremos como la más oportuna.

En el caso de que hubiera familiares con alergia a los mariscos, es muy importante, para evitar sustos, retrasar la introducción de los mariscos en la dieta hasta los tres años.
Hay que tener en cuenta que los mariscos no aportan ningún nutriente que no pueda ser encontrado en otros alimentos, de modo que en ningún caso existen prisas por introducir este alimento en la dieta de los niños.

¿Cuáles son los mariscos más consumidos?

Los mariscos más consumidos son los crustáceos, siendo los cangrejos, langostas y camarones los más comunes, y los moluscos, de estos, los más comunes son los mejillones, almejas, sepia o calamar.
No sólo es importante la edad a la que se introduce este alimento, también lo es la forma como se preparan.

Modo de preparación de los mariscos

Es muy importante en el caso de los mariscos comprar siempre los más frescos, y que su procedencia sea lo más local posible, pues además serán más baratos y más sostenibles.

Si vas al mercado y no crees que el marisco tiene un aspecto lo suficientemente fresco, es mejor no comprarlo, ya que un marisco en mal estado puede llevarnos directamente al hospital.
Los mariscos más consumidos son el cangrejo, calamares, almejas, mejillones, langostinos, langosta, bogavante, sepias, calamares o pulpo.

No debemos comer y ofrecer marisco crudo, entre otros motivos está el riesgo de encontrarnos con el parásito del Anisakis, te contamos más sobre este parásito en este artículo, Alergia al anisakis. Además los mariscos que están crudos o poco cocinados, como son los mariscos en aceite, a la vinagreta, marinados o en salazón, además de llegar a dificultar la digestión, también pueden contener bacterias que pueden afectar de forma grave a los niños.

Suele ser habitual el consumo de mariscos en conserva, como por ejemplo los mejillones en escabeche. Con este tipo de conservas es mejor no ofrecérselo a los más pequeños, puesto que estas conservar suelen contener añadidos que permiten su conserva, como son la sal y aceites, que no suelen ser de la mejor calidad posible. Así que es mejor para los adultos consumirlos de forma esporádica, y para los más pequeños esperar a que sean algo más mayores, y ofrecerles sólo mariscos frescos y bien cocinados.

Cuáles son las propiedades del marisco

Algunas de las propiedades de los mariscos son el yodo, minerales, vitaminas y proteínas, además carecen de grasa, puesto que suponen entre el 1 y el 5%.

El marisco contiene purinas, estas son unos compuestos que se desarrollan debido a las proteínas y se transforman en ácido úrico, de modo que este alto contenido en purinas puede suponer un exceso de ácido úrico, y además favorecer la aparición de la llamada gota

Como el pescado azul, el marisco también es rico en en los ácidos grasos Omega 3.

Algunos de los minerales más comunes que podemos encontrar en los mariscos son el potasio, calcio, sodio, hierro, fósforo, el anteriormente comentado yodo y cloro. Si hablamos de vitaminas, tenemos que nombrar las vitaminas del grupo B, B1, B2, B3 y B12, y en menor medida las vitaminas A y D.

Si hay algo que está en mayor medida presente en los mariscos es el agua, representando entre un 70 y 80% de total. Además contiene proteínas de alta calidad como las que se pueden encontrar tanto en la carne como en los huevos. Por la fibrosidad de las proteínas que contiene el marisco, mayor que la de la carne o los huevos, se convierte en un alimento difícil de consumir.

Hay que tener siempre en cuenta que el marisco es uno de los alimentos más alérgenos que existen, junto con los frutos secos, de modo, que comentamos anteriormente, al no ofrecer ningún nutriente que no pueda ser conseguido a través de otro alimento, es mejor no tener prisa por introducir este alimento en la dieta de los niños. Y en caso de comerlo, es mejor hacerlo de forma puntual y evitar siempre el exceso de consumo de este alimento.

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