Los edulcorantes en los últimos tiempos están adquiriendo un importante protagonismo en las comidas. Y es que, desde hace ya muchos años el azúcar está en el punto de mira de mucha gente. Esto se debe a que su uso y abuso, sobre todo en los países del primer mundo, pero últimamente también en el resto, esté provocando una especie de epidemia de obesidad, problemas cardiovasculares, crecimiento de la población con enfermedades como la diabetes, etc.
Para muchos los sustitutos perfectos del azúcar son los edulcorantes, cualesquiera de ellos, ya que en el mercados hay gran variedad. Pareciera que la cuestión principal es acabar con el consumo desorbitado de azúcar, pero continuar disfrutando de los sabores dulces. Sin embargo, poco se pone el foco en que los alimentos que lleven azúcares, aunque los sustituyamos con edulcorantes, normalmente no suelen ser alimentos realmente sanos.
Sin embargo, no son pocos los mitos, tanto positivos como negativos, que hay alrededor de los edulcorantes más populares. Así pues, pongamos blanco sobre negro y vamos a ver un poco más en detalle cada uno de los edulcorantes que más usamos.
La sacarina
El descubrimiento del quizás más popular edulcorante tuvo lugar en 1879. Fue el resultado de unos experimentos químicos, por lo tanto, la sacarina no tiene una procedencia de origen natural.
Sin embargo su uso no se popularizó hasta la llegada de la Primera Guerra Mundial. La escasez de azúcar hizo que se usara como sustituto este edulcorante artificial.
Para saber si estamos consumiendo sacarina en un alimento, en la etiqueta tiene que aparecer su “nombre técnico” E 954.
A diferencia del azúcar, la sacarina no es metabolizada, si no que se elimina por vía renal, así pues, su aporte en calorías es cero.
Ahora bien, ¿Es la sacarina un edulcorante que se pueda considerar sano? Desgraciadamente no hay una prueba que diga que no es sano o que sí lo es. Son muchos los estudios e investigaciones que se han llevado a cabo. En Canadá la sacarina estuvo prohibida hasta el año 2014, y la base de la prohibición fueron unos estudios que se llevaron a cabo en los años 70. Estos estudios concluían que la sacarina incrementaba el riesgo de cáncer de vejiga en los animales usados para las investigaciones. Nunca se pudieron replicar estas investigaciones en humanos, por tanto nunca se ha podido demostrar si el consumo excesivo de sacarina (5mg de sacarina al día por kilogramo de peso corporal es la considerada ingesta diaria máxima recomendada) puede aumentar el riesgo de cáncer de vejiga en humanos.
El Aspartamo
El aspartamo es uno de los edulcorantes que están en la lista negra de la opinión pública.
Su descubrimiento fue también casual, salió de un laboratorio que investigaba sobre fármacos contra las úlceras.
Uno de los principales motivos de aparecer como el edulcorante enemigo número uno público es que el aspartamo sea comercializado por Monsanto, una multinacional con una trayectoria, cuando menos, polémica.
Por otro lado es el edulcorante más usado en la industria alimentaria, la forma de identificarlo en las etiquetas es la siguiente, E-951.
Sobre sus efectos negativos sobre la salud se han hecho decenas de investigaciones y estudios diferentes. Algunos de ellos han mencionado como uno de los peligros de su consumo la degeneración neurológica o tumores cerebrales. Sin embargo, también han aparecido otros estudios e investigaciones que apuntan a todo lo contrario. En cualquier caso con el aspartamo la polémica está servida.
Tanto es así que recientemente Pepsico debido a la presión popular decidió eliminar el aspartamo de sus productos.
A diferencia de la sacarina, el aspartamo sí que se metaboliza, por lo tanto, sí que aporta calorías, pero en cantidades ínfimas.
La Stevia (Glicósidos de esteviol)
A diferencia del aspartamo, la stevia, que en realidad es glicósidos de esteviol, tiene muy buena prensa.
Aquí también vamos a ver cuál es el origen de este edulcorante y cuál es su situación actual.
La Stevia Rebaudiana es una planta que hace mil quienientos años ya usaban los guaraníes en sudamérica. Pero no fue hasta la década de los años treinta en el siglo XX cuando se empezaron a extraer los compuestos que caracterizan su sabor. Su producción industrial no llegó hasta la década de los 70.
La realidad actual es que cuando hablamos del edulcorante Stevia, no hablamos de la planta de la stevia, puesto que su uso alimentario está prohibido.
Esta prohibición viene dada por las capacidades farmacológicas que tiene, así pues, tiene capacidad hipertensora, entre otras. De modo que el consumo de la planta tal cual, podría provocar efectos nos deseados.
De modo que volvamos a los glicósidos de esteviol. Su nombre técnico es E 960, esto nos indica que aunque provenga de una planta natural, tampoco es un edulcorante natural. Además la aprobación de su uso como consumo en Europa es relativamente cercana, sucedió en el 2011. Sin embargo en Japón se viene usando desde hace muchísmos años.
La ingesta recomendada de los glicósidos de estevioles de 4mg por kilogramo de peso corporal, siendo el edulcorante que menor cantidad diaria es admitida.
Se le han atribuido una gran cantidad de propiedades beneficiosas, pero aquí ocurre como con el espartamo o la sacarina, pero al revés. Hay estudios que han dado unos resultados que otros desmienten.
El Ciclamato
Otro de los edulcorantes que se descubrieron de forma fortuita cuando se investigaba sobre un fármaco para combatir la fiebre. Tiene un dulzor hasta 50 veces mayor que el azúcar.
Este edulcorante, sin embargo ha tenido grandes problemas en su uso y comercialización. Después de diferentes estudios se prohibió su uso alimentario en EEUU, varios países de Sudamérica, Reino Unido y la Unión Europea.
A día de hoy sigue estando prohibido en EEUU, sin embargo sí que está autorizado su uso en Reino Unido y Europa.
En las etiquetas lo podemos encontrar con su nombre E 952.
La ingesta diaria admisible que la Unión Europea estableció después del levantamiento de su veto es de 7mg por kilogramo corporal.
Su absorción es limitada, y se elimina a través de la orina.
La sucralosa
De nuevo nos encontramos ante otro edulcorante cuyo hallazgo fue fortuito. La sucralosa es hasta 600 veces más dulcificante que el azúcar. Además a diferencia de otros edulcorantes, no hay dudas sobre la seguridad de su uso en la industria alimentaria.
En las etiquetas de los alimentos la podemos encontrar con el nombre E 955. La cantidad diaria máxima recomendada para su consumo es de 15 mg por cada kilogramo corporal.
El acesulfamo k
Este es otro de los edulcorantes que no tiene ni mala fama, ni leyenda negra ni oposición popular.
De nuevo, su descubrimiento fue puramente azarosa, nació en unos laboratorios farmacéuticos. Su nombre código es E 950, y es hasta 200 veces más dulce que el azúcar.
Se suele encontrar en combinación con otros edulcorantes como son la sucralosa y el aspartamo.
El acesultamo k ni se digiere ni se metaboliza, y su eliminación es através de la orina. La ingesta diaria recomendada es de 15 mg por kilogramo corporal.
¿Son sanos los edulcorantes?
Una vez vistos algunos de los edulcorantes más populares, los estudios, investigaciones, leyendas negras, oposición popular, quedan algunas conclusiones. Por un lado de todos es conocida la fuerza e importancia de la industria alimentaria y su pulso con los gobiernos de los diferentes países.
Por otro lado, vemos como muchas veces existen leyendas negras, urbanas o de cualquier tipo a partir de ciertas informaciones incompletas.
Además si a esto le añadimos que en algunos casos, no sólo en la industria alimentaria, hay ocasiones en que los estudios e investigaciones que se realizan son pagados por las propias industrias u otros organismo nada independientes, si no más bien con bastantes intereses, sólo me queda decir que debemos intentar comer lo más sano posible y principalmente alimentos que no estén procesados industrialmente. De este modo evitaremos el consumo de sustancias que hoy pueden parecer seguras, y quizás en el futuro no lo sean tanto.
Así pues, se debería evitar consumir alimentos que lleven azúcares y también alimentos que lleven edulcorantes, para asegurarnos una alimentación más sana y equilibrada.
