Como hemos comentado en ocasiones anteriores, la leche es un alimento fundamental, sobre todo durante los primeros años, para garantizar un correcto crecimiento y desarrollo de los niños. Puedes ver más en La importancia de la lactancia materna.
Leche y lactancia
Desde el primer día hasta los dos años de edad la OMS recomienda que los niños se alimenten a través de la lactancia materna. Hasta los seis meses basándose de forma exclusiva en la leche materna, ya sea a través de la lactancia natural o artificial, y a partir de los cuatro a seis meses comenzar con la alimentación complementaria.
Los yogures, como alimentos lácteos, se pueden empezar a introducir a partir de los diez meses de edad del bebé, pero siempre con la supervisión del pediatra. Te animamos a que visites el siguiente artículo, Introducir el yogur en la alimentación del bebé.
A partir del tercer año es cuando se empieza a dar a los niños leche de vaca, pues se aconseja que hasta esta edad, se sigan con fórmulas adaptadas, conocidas como leche de continuación, pues se considera que están mejor adaptadas a las necesidades de los pequeños.
Las necesidades de leche y derivados
La leche y los derivados lácteos son conocidos como alimentos básicos, ya que su consumo es necesario para el desarrollo, y además son muy importantes para el mantenimiento de la masa ósea.
Se consideran como cantidad recomendada diaria de alrededor de medio litro. De modo que para conseguir esas cantidades, se puede combinar con la leche con yogures, queso u otros derivados lácteos.
Leche entera o leche desnatada
En el mercado existe una gran variedad de leches de vaca, dependiendo de aportes nutricionales, enriquecimientos como el calcio, etc, puede resultar confuso elegir o saber con certeza cuál es la leche que más se adapta a las necesidades de nuestros hijos.
Las diferencias entre la leche entera, semidesnatada y desnatada son los aportes de grasa. La leche entera aporta alrededor del 4% de grasas, la semidesnatada alrededor del 1,5%, y las desnatadas tan sólo un 0,3%. A nivel calórico también hay una gran diferencia entre los diferentes tipos de leches.
A partir del año se puede tomar leche de vaca, y esta debe ser entera, con toda la grasa, pues debido a su rápido crecimiento, necesitan mayor cantidad de calorías, además la leche ayuda en la absorción de vitaminas A y D. La vitamina D es necesaria para la absorción del calcio, tan necesario para el crecimiento y fortaleza de los huesos.
La leche semidesnatada no debe ser tomada por los niños hasta los dos años, y la desnatada como muy pronto a partir de los cuatro.
Los niños no deben consumir leche desnatada salvo que sufran sobrepeso, en ese punto, el pediatra indicará si realmente debe seguir tomando leche entera, semidesnatada o desnatada.
Cuando llega la adolescencia, la leche y los derivados lácteos que se suelen recomendar son los semidesnatados o desnatados. De esta manera se intenta evitar que haya un exceso de grasas en la dieta. A partir de esas edades, un consumo alto de grasas se relaciona con enfermedades como colesterol ato, obesidad y enfermedades cardiovasculares.